Una
de las causas, desde nuestro punto de vista y entre otras muchas, que han hecho
que la villa de Ampuero haya perdido la importancia que tuvo en el pasado han
sido los enfrentamientos personales de los dirigentes municipales en los
últimos 30 años. Tenemos la creencia firme de que por encima de la política
municipal están las personas y que la unión hace la fuerza para todo lo que se refiera
a la defensa de los intereses de nuestra villa.
Por
todo lo anterior nos parece de justicia que, después de 25 años, se restituya
el buen nombre de un hijo de Ampuero que, víctima de políticas municipales
pasadas, fue designado por nuestra Corporación Municipal persona “non grata” en
un pleno municipal a principios de la década de los años 90. El criterio del
Ayuntamiento para llegar a ese Acuerdo Municipal fue el creer que este vecino
con su conducta fue contra los intereses de Ampuero habiéndose limitado su
actuación, de forma objetiva, a la defensa jurídica de la subsistencia del
edificio del Colegio de la Inmaculada de Ampuero (edificio de las monjas) donde
muchos vecinos de Ampuero recibimos nuestras primeras enseñanzas. Con la
desaparición de este colegio y de tal singular edificio se incumplían los
fines, religiosos y sociales para los que fue creado en 1934, y desaparecía un edificio singular de nuestra
villa.
Al
margen de todo lo anterior desde AES Ampuero solicitamos, después de más de 25
años, que se rehabilite institucionalmente a Don José Luis Fernández Ortiz de
Valderrama a través de una declaración institucional en forma de Acuerdo
Municipal equivalente a la declaración que en su día el pleno del Ayuntamiento realizó
para declararle “persona non grata” o que se revoque la misma.